Tuesday, May 14, 2013

Cicatrices y memoria


—Era de noche y yo no vi nada, cuando sentí fue un estrellón y ese búfalo cayó al frente y lejos, lo maté. Otro camión mató otro búfalo, lo mandó también lejos.

—¿Y entonces?
—No, pues el dueño tenía la culpa, la manada estaba por fuera de la finca en medio del camino. Ahí uno no paga. Pero sí, tómele las fotos que quiera, ahí está el camión golpeado por el animal.





Las historias y las memorias se registran diariamente en los objetos, en el uso y desgasto. Dan cuenta del cuidado, del afán, del interes o descuido.


Los carros por su parte, tienen la particularidad de pasar a ser el objeto más preciado de los hombres al más despreciado, en especial con el paso del tiempo, o por el contrario se le asigna más valor. Cada carro personifica de alguna manera a su dueño, si es organizado y limpio se muestra y si no, también.


Lo especial de los carros es que en sus cicatrices están los desaciertos de los conductores, cargando los dos una misma historia. Las cicatrices y golpes hacen parte de la vida, del camino que se recorre, a veces con prisa. Y quién no se pregunta cuando ve un carro chocado en una grúa, o en medio de la carretera ¿qué pasaría? ¿cómo estarán las personas? y dependiendo del estado del carro, los rumores pueden hasta matar los supuestos pasajeros y crear épicas historias.






Como si tuvieran vida, los carros también mueren y tienen sus cementerios, y si nos son cementerios son alguna clase de ''ancianatos'' en donde los dejan tirados y olvidados, cual ancianito que no sirve pa' na. ¡Qué nostalgia! ¿no? Ya demacrados y tristes, sin que nadie los quiera ni desee. Que lo único que dan por eso, es lo que vale por peso su chatarrización. Y adiós anéctodas, capítulos cómplices y cuentos fantásticos. Finalmente son sólo un objeto.







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