Thursday, June 14, 2012

La pragmática en la representación de las imágenes


                     En un intento de hacer preámbulo a la relación que hago desde mi punto de vista entre la pragmática y la representación, entendiendo tales términos como uno en cuanto a la significación de las imágenes y lo real, pero de no manera recíproca. Pues la pragmática por aparte se comprende bien desde el aspecto que hizo de esta palabra la equivalencia del lenguaje como propiedad de un contexto. La representación está directamente ligada al concepto de pragmática para lograr la significación que se pretende, es decir que el fin no es mostrar lo que empíricamente sería la realidad, y aún, si este fuese el propósito no se lograría por la distancia entre artista-objeto real-obra que afecta separando y provocando el despliegue de un universo a otro alterno, lo tangible e intangible, y los objetos dejan de ser en sí objetos. Lo que llevará posteriormente a un conocimiento, que también entra en debate como concepto. 

                     Cuando señalo que los objetos dejan de ser en sí objetos en alguna manifestación artista plástica, me refiero a que una figura puede ser la misma en todos sus aspectos pero articulada con una serie de figuras diferentes lo que le daría asimismo una significación diferente, en lo que también interfieren accidentes temporales que vendría a ser el contexto en un espacio determinado. Ejemplo de lo anterior puede ser un círculo, si éste es puesto detrás de x persona en un mosaico presentado en el imperio Bizantino este lleva como carga icónica el significado de lo perfecto, divino, infinito y por tanto le daría a x persona la facultad de santo. Si esta misma figura es usada en la prehistoria, será asociada inmediatamente con el sol o en ésta era contemporánea, el círculo sería forma de decoración para un diseñador gráfico o forma fundamental en la geometría para un arquitecto o ingeniero automotriz. Las anteriores actitudes frente a un círculo me ponen en cuestión de lo que realmente es un trazo un una imagen, que no sólo resulta siento una representación de algo sino que a su vez carga en sí una cultura y esa es su forma de entender tal cosa representada, si yo soy medieval y me encuentro con esta figura geométrica en ésta época no entendería y es más, me ofendería ver dos puntos y medio subcírculo dentro de un círculo (lo que para nosotros es un simple carita feliz) en algo que es tan sagrado y que por lo tanto en mi vida lleva cierto valor, que de por sí es bastante pues si de temas religiosos ha de tratarse para una persona medieval y específicamente bizantina siempre será relevante y respetable. 

                     Pero centrándonos más en la obra como representación, cabe señalar como punto clave para el apropiamiento de ésta, que el artista pretende llevar a una idea que es comunicada por su trabajo gráfico o escultural, paso final  que es culminado por el receptor. Receptor que a su vez está sujeto a la sensibilidad, que sin tomarlo tanto como facultad humana que tenemos todos, sino más como forma expresiva auténtica íntimamente innata proveniente inconscientemente de un yo que permite interpretar asuntos o formas generando reacciones reflexivas que difieren en cada persona ante lo que le afecte producto de conflictos internos propios, angustia existencial o cualquier factor externo que genere individualmente conflictos. 

                     En este momento es cuando pongo en relación una obra y su pragmática (a fin de cuentas termina siendo lenguaje) puesto en contraposición desde el artista hasta el receptor, si bien, ya hay una distancia de intervención en el que el sentido del objeto real comienza a cambiar y la representación ya desprendida de la realidad lleva consigo al autor, el objeto real deja de ser como tal eso y pasa a ser herramienta lingüística del artista. Pero su fluctuación significativa continúa cambiando en tanto el proyecto se va desarrollando hasta llegar al punto que deja de ser herramienta-lenguaje del artista y la obra por sí misma habla terminando tal diálogo con quien se acerca, el receptor puede o no percibir la idea del autor, dependiendo de su sensibilidad. 

                      Concluyendo con mí posición de la pragmática en la representación tomo la cita que hace el Bozal en Mímesis: las imágenes y las cosas que es la de unos jarrones y piedras, pues es muy preciso el ejemplo de tomar objetos simples y realzar la simpleza en lo que sería majestuosidad de las cosas, pero no sólo las cosas en sí, sino el ojo que las ve y las aprecia, que les da el movimiento y las pone en articulación con un medio activo que si alguien lo nota, que inmediatamente lo admire y halle en él su propia concepción. Un artista puede colocar el mismo objeto en diferentes formas, o lugares, siempre transmitirá algo distinto, puede manejar un material a su acomodo y transformar el mismo en un cantidad de variedades, siempre será diferente y allí es donde no hay ambigüedad en la representación, sino lenguaje que depende solamente del que lo ve, pues la obra nunca culmina, una obra no es caprichosa ni impersonal, siempre tiende hacia lo humano de la persona, lo sensible, intangible y muchas veces irracional.