¿Por qué el jaguar y una flor de loto, por qué representar el amor, pero por qué huirle?. Pues yo lo hago, es tan frágil y tan doloroso que es mejor no probar de tal veneno. Pero así como una flor de loto es tan delicada tiene que ser abrigada bajo un manto guerrero, entonces se presentaría como una contradicción inentendible para un corazón duro, pero alcanzable por todos en una batalla contra nosotros mismos, esa batalla diaria contra el mundo.
Pues lo que parece ser una yuxtaposición de elementos simbólicos termina como una poesía del corazón hecha materia en el dolor que el jaguar tiene que combatir con sutileza a la aguja inquebrantable e hiriente del amor, parece hermoso el loto y salvaje la mano del felino, pero no sería al contrario, suponiendo pues lo que ha simple vista parece una cosa hermosa, en el corazón duele. Ahí es donde convergen estos dos elementos y se convierten en el significado de uno mismo, de mí. Podría decir que ésto es significado de amor o guerra, o este tipo de cosas, pero no, ahí estoy yo. En una contradicción continua, en un crecimiento, a partir de derrotas miro hacia el dios del sol, hacia un animal cuya grandeza se hace tan imponente e inminente frente a este corazón tan débil. ¿Por qué yo en este objeto, por qué admirar el jaguar y encimarle tal sagrado sentimiento de los que muy pocos gozan?, pues he aquí mi guerra y lo que he de admirar. En el amor hay que ser como un jaguar: actuar con sutileza, ser fuerte, mostrar destreza y astucia, serenidad y determinación, siempre conservándose a uno mismo como lo más maravilloso que concibió el cosmos y yace en la naturaleza.
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