Friday, May 10, 2013

El arte de picar el ojo



El arte de hacer reír, el arte de las mentiras, el arte del ruido. El arte del cantante popular de vallenato o música norteña que lo presentan como el Artista del pueblo. El arte de los tatuajes, el arte de escribir, el arte de pintar, el arte de esculpir. Estamos llenos de arte, veo arte en la mancha de la pared, en el tiburón disecado de Damien Hirst cuya obra de arte está evaluada por 12 millones de dólares ¡claro, es arte! Arte todo aquello que está contenido en la galería, arte como concepción colectiva de lo ilustrado. El arte que parece ser sólo unas gafas que puede usar cierta población. 

Qué bonita la palabra arte, una palabra que nadie sabe y todos usan. Una palabra que como tronco de árbol se despliega por diversos caminos y de infinitas maneras. La palabra arte como un auxiliar de categoría, un auxiliar, como el do en inglés, que si se traduce al español no sirve para nada. Pero yendo hacia lo que se considera oficialmente arte, o sea, la música, el teatro, la danza y lo plástico, se reduce un poco el uso de la palabra. Ya no más artes farsantes (¿o no?), ya no más el arte del amor, el arte de la guerra, el arte de la memoria, el arte educar, el arte de Cartier, incluso el arte de la estrategia y de formulación de preguntas (y por pura curiosidad usted puede encontrar hasta el arte de comerse una uña si busca en google ''el arte de''). 


El arte violado, violentado, destruido, ultrajado, humillado, esclavizado, secuestrado, escondido, tergiversado; el arte como la prostituta de la iglesia católica con su inicio y desarrollo durante la edad media, cuando las maravillosas obras griegas fueron tachadas como pecaminosas por su contemplación y admiración al cuerpo; el arte oprimido y reprimido durante un buen tiempo. El arte que unos abusan, usan, se lucran. El arte del que otros se refugian, ritualizan, se sanan. Y que todos ''admiran'' (unos, porque otros se hacen los que admiran y por dentro piensan ¿esto es arte?). 


Sin embargo el arte nunca quiso ser arte. El hombre cavernícola no se empeñó en que su bizonte fuera una obra de arte recordada y estudiada por la eternidad, tampoco se auto-proclamó artista. Fue el pasar del tiempo y la tal ''evolución humana'' que se dio la tarea de buscar un término que enmarcara las aptitudes de hombres con capacidad de manifestar por medios diferentes su visión del mundo, claro, influenciados por un pensamiento colectivo. Una palabra que exaltara la representación, los sentimientos, la cultura, la imaginación, la abstracción, la memoria, la creatividad, el talento, la disciplina. Con una similitud simultánea entre el actor, el músico, el pintor, el escritor, el dibujante, el poeta, el escultor, el dramaturgo y es que todo su trabajo está dirigido a las personas, al mundo, al extranjero y al campesino, al niño y a la abuela. 

Por otro lado la cultura, el momento histórico, el lugar, y el artista son factores que modifican radicalmente el arte entre sí. Pues los motores que llevan a la expresión ''artística'' son como una huella digital, única. Representar el rito en la prehistoria, por ejemplo, los sentimientos, las sensaciones; la melancolía y soledad de poetas; la belleza, los sueños. 

El arte no es un auxiliar, el arte es un híbrido que va por el mundo como camuflado, está en todas partes, en todas lenguas. El arte es y no es. El arte para descansar, discutir, sufrir, padecer, disfrutar, admirar. El arte es. 

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